Villacañas Tembleque 20 kms. Jueves 11 de mayo de 2017
Caminando de torre a torre. Toros, santos, vírgenes, fútbol y banderas

A las siete y media ya estoy andando, aunque la etapa de hoy
es solo de veinte kilómetros. Hago el recorrido de un tirón porque la lluvia
amenaza, pero solo descarga un poco cuando ya estoy llegando. Los días
tormentosos, con el cielo oscuro y la luz del sol entrando por debajo de las
nubes son espectaculares. El trigo y los olivos brillan sobre el fondo negro de
la tormenta. El suelo está mullido.
No alcanzo al peregrino mayor que ha salido delante de mí ni
me alcanza el joven que ha salido detrás. Es magia, en el camino nos hacemos
invisibles. Como magia es que las nubes que vienen amenazantes se difuminen
cuando están sobre mí. Faltan muchas flechas en encrucijadas. Parece que se han
olvidado de la utilidad de las cruces para indicar los caminos que no deben
seguirse.

A las doce ya estoy en el hostal y tengo el resto del día
para escribir y descansar. No tengo nada en lo que pensar. El equipaje es todo
lo que tienes y no necesita mucho cuidado. Reponer una aspirina, lavar una
camiseta, tumbarte, masajearte. Tres semanas así. Se asienta la sensación de no
querer estar en ningún sitio: ni en la ciudad ni en el camino. Pero deseando
ver lo que te ofrece cada lugar.
Toros, santos, vírgenes, fútbol, banderas (con frecuencia mezcladas:
un santo y una bandera; un toro y una bandera, un santo y un toro, una virgen y
un equipo de fútbol) como seña de identidad. La cultura rural perdida ¿Quién
aguanta? Quienes se van a la ciudad solo se llevan ese patrimonio y esa
nostalgia.
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