Alpera Higueruela
27 kms. Lunes 1 de mayo de 2017
El día más bonito. El
Camino de la Lana. Todos los paisajes posibles en una jornada.
Me he propuesto no decir de cada día que es el más bonito,
pero éste es el que más. Antes de salir, en la panadería El Machero me regalan
unos pasteles de boniato por ser caminante. Y este gesto que te distingue hace
más bonito aún el camino. Se sale de Alpera por un barranco, un valle profundo
rodeado de roca caliza plantado de huertos con agua abundante y con algunos
caseríos y molinos; unos abandonados y otros nuevos.
Durante un buen trecho me
precede una bandada de jilgueros saltando de mata en mata. Luego valles,
rodeados de colinas suaves, un altiplano a más de mil metros, el punto más alto
del viaje, con vistas en todas las direcciones sobre Los Llanos de Albacete.
Aquí aparecen los molinos de viento, modernos aerogeneradores. Una laguna
pequeña, un tramo de camino cubierto de árboles muy grandes: cipreses, acacias,
álamos. Muchos conejos al paso y un ciervo en el límite de una finca extensa
que anuncia la presencia de la meseta de Castilla.
Alguien me dijo que cuidado con las indicaciones de los
lugareños (yo creo que me lo dijo mi hermano Manolo). Me acuerdo cuando uno que
va en bici, me indica que los que han puesto las flechas, lo han hecho dando un
rodeo y que voy mejor si sigo recto y al llegar al segundo molino… Pienso no
hacerle caso, pero cuando llego al cruce en el que debería seguir recto,
escucho a mi espalda. ¡To tieso! Y me siento incapaz de desobedecer. No aporta
nada la variante y te llenan de inquietud los quilómetros que caminas sin ver
las flechas.
La noticia de la mañana es que he podido seguir. El dolor
vuelve a aparecer aproximadamente a las dos horas de camino. Suficiente para
preocuparme pero menos violento que ayer. Dos horas de morderme el labio y
desaparece. Poco a poco, igual que apareció. En cualquier caso, cuando llego estoy
agotado. Hago cábalas sobre las razones de esta crisis. Pudo ser la
alimentación, me confié, salí sin desayunar; falta de algo, de azúcar o falta
de descanso durante el camino; tengo tendencia a no parar y a veces voy
deprisa.
Este camino no es el de mi guía del Camino de Levante, pero
no será buena la guía que no contemple esta variante llena de sombra y agua
potable, incluso para meter los pies, impagable como alternativa a una jornada,
que si no es por aquí son cuarenta kilómetros de una vez. Parece cosa de
competencias entre los que diseñan un camino y el otro.
Los caseríos abandonados me sugieren la idea de una cultura
rural que desaparece. Irá creciendo los días siguientes. A la mitad del
recorrido me sale al paso un miembro de la asociación de Amigos del Camino que comprueba
que todo va bien y me da un teléfono de un compañero médico del siguiente
pueblo para que, si antes de acabar la jornada, tengo algún problema le llame.
Tomás, del Cazador, también me dio el suyo. En un caserío bromeo con un hombre
que recoge hierba para los conejos:
—¿Para qué coge hierba? coja conejos directamente que hay
muchos.
—Es-tas son las Ca-sas de la La-gu na de Al-pe-ra.
Como casi todos los que recorren el camino son extranjeros
ha pensado que no me iba a entender y me habla con cuidado, por más que yo le
saludo y le hablo en español. Tengo que decirle que soy de Toledo y aún así
tarda en reaccionar.
Me ha gustado pasar por Alpera. Aunque solo fuera visión
comercial, la atención que prestan al camino, dice mucho bueno. Creo que
volveré. En un cruce, cuando llevo más de dos horas caminando se bifurcan los
dos caminos. Me parece muy sugerente el trazado del Camino de La Lana y puede
que sea el próximo. Si hay próximo.
Higueruela es un pueblo aseado y silencioso. Está muy alto y
hace fresco. Tiene una gran empresa vinícola. En el punto más alto, más que la
iglesia, hay una torre exenta con un reloj. Rastro de tiempos en que se soñó y
se luchó por una sociedad laica. En La Posada te tratan bien, se come y la cama
es buena. Ni intento el albergue; es mi nueva política de alojamiento.
Liquido un par de haikus que se me habían atascado los
primeros días:
JAZMINES
De veranos, de
amores por venir, de
Alejandría.
AZAHAR
Olor súbito
que te hace exclamar
deseo sentir.
No hay comentarios:
Los comentarios nuevos no están permitidos.