jueves, 22 de junio de 2017

Epílogo en el Camino de Santiago Francés. Belorado Burgos

Aquí ya llegó el camión de la Coca Cola

Cuando creía que ya estaba todo caminado me llama Luis Enrique Martínez, mi primo de América, y me dice que está haciendo el Camino de Santiago francés. Me apetece verle y quedamos en hacer juntos dos jornadas entre Belorado, Agés y Burgos.

Dia 5 de junio de 2017. Encuentros emocionantes

Viajo en coche desde Toledo a Burgos y allí me encuentro con Tito, Chus, Javier y Ali, su mujer tailandesa. El encuentro es formidable y me da pereza despedirme. A las seis viajo a Belorado y descubro un camino exuberante, lleno de estímulos para el peregrino: Señales, albergues, tiendas, gente que vive para el camino y del camino, las iglesias abiertas y con albergues. No era una utopía lo que yo pensaba que podría ser el Camino de Levante. Simplemente, aquí ya ha llegado el camión de la Coca Cola. Aquel que vi pasar en la etapa tercera de mi recorrido, antes de llegar a Canals.
Me encuentro con mi primo (un año más que yo) que está haciendo el camino como un campeón y nos alegramos mucho, mucho de vernos.

Día 6 de junio de 2017. Belorado Agés, pasando por San Juan de Ortega. 27 kms.

La mitad del camino pasada por agua. Bosques de robles y pinos y una luz distinta a lo que traigo visto del otro camino. Menos flores, más árboles, otros verdes. Llegamos a Agés, que es un pueblo medieval muy bonito que existe gracias al camino.
Lo que más me llama la atención es la cantidad de peregrinos (o lo que sea). Siempre llevas a alguien delante y, seguramente, detrás. Luis va envuelto en un grupo con el que va coincidiendo desde Roncesvalles. La mayoría americanos.
Dormiremos en un albergue convencional: ocho camas, literas, bastante juntas.
No paramos de hablar, de todo un poco. Luis está bastante atento a la memoria familiar.
Hemos cruzado la Sierra de la Demanda y Atapuerca que queda para un viaje turístico, con San Juan de Ortega y las iglesias y oratorios rupestres que se adivinan en la roca.
Sentado al sol de la tarde en Agés, con los peregrinos ocupando las calles, estoy pensando,

¿Quién puede?
este martes de junio
un seis de junio
un día entero de junio
estar en el camino
a las cuatro
a las cinco
sentado al sol
con una cerveza
al olor de un guiso
con guisantes
chocolate de tabaco
de pipa.
Carteles que anuncian,
naranja sobre rojo,
un albergue
un restaurante
uno dos bares restaurantes
muchos platos combinados
excursiones al yacimiento
yacer en literas
de Atapuerca
de San Juan.
Se fueron las nubes
que amenazaban tormenta
que dieron el agua
que anunciaron.
Lavaron camisetas
y las tendieron,
peregrinos, al sol,
lavaron sus pelos
lavaron sus bragas
que envolvieron en toallas
que tendieron, al sol
pusieron sus cabellos
sus muslos
sus caras al sol
con la blusa arrugada
que salió del zurrón
sacaron las blusas al sol
pusieron sus pies
en chanclas de goma
rieron al sol, peregrinos
que miraban
los hombros al sol
las nucas al sol,
los muslos de mujeres
de muchachas al sol.

Día 7 de junio de 2017. Agés Burgos 20 kms. De paisajes ondulados.

Una continua parafernalia boy-scout: círculos de piedras, tótems de madera y puestos de bebidas en el camino. Llegada a Burgos por infinitos polígonos industriales que desesperan a quienes se creen que con ver Burgos en la lejanía ya han llegado.

En la plaza de la catedral, un oscense que se ha pegado al grupo de americanas amigas de Luis me lo deja claro:

—¿El Camino de Levante? Sí, algo me han contado, pero va poca gente, es aburrido. Este es más divertido, pero hay que saber inglés.
—¿Qué para hacer el Camino de Santiago hay que saber inglés? ¿Tú crees? Se queda un poco fuera de juego y antes de que conteste bromeo con él: —Será para ligar.

Sin saberlo ha hecho el retrato que yo no hubiera hecho mejor. Realmente ha llegado el camión de la Coca Cola al Camino de Santiago.

Me despido de mi primo y de Tito con absoluta nostalgia de su compañía y su amistad. No creo que nunca haga el Camino de Santiago.

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